Por Juan Tomás Valenzuela
Ayer la Primera Dama
le explicó claro a Cristina,
a Margarita, a Medina
y a ese antro de mala fama,
que esa fuerza que reclaman
como poder absoluto,
ya no es de ese ungido puto,
ni del profesor Juan Bó,
ni es ya, de Chichí Bidó
ni aquel penco medio bruto.
Ya esa fuerza no radica
en el Comité Central,
ni en este engendro infernal,
ni en el sangrú come sica.
Ni en la perra de Belica
que papá amarró en el palo,
ni en el comedor de escualo,
ni el consorte de Crispín,
ni el Estrella, ni en Pepín,
ni en los demás pejepalos.
La fuerza que mueve todo,
que se refería Cristina,
no es de Yomaira Medina
ni el que camina en el lodo.
Nunca fue de Cuasimodo,
aunque él pensaba que si.
Ahora mismo, no es de Luis,
aunque tiene la batuta,
no es de los hijos de puta
que aún incurren en desliz.
La fuerza que nos gobierna
y dirige nuestros ser,
es de un pueblo digno y fiel
que aspira a la gloría eterna.
Lo mueve una fuerza externa
que no se rinde a Partidos,
que no se rindió al ungido,
ni al ladrón de Villa Juana,
ni a Jean Alain, ni a su hermana,
ni a aquel líder excluido.
Juan de los Palotes
29 diciembre 2020